Es imposible escapar a la sensación de que las sociedades integrantes del «nuevo orden» progresista globalizado han perdido el rumbo.

Movimientos políticos como la victoria de Trump y de Bolsonaro, dan cuenta de la fuerte reacción popular contraria a la «agenda» de homogeneización cultural y reducción poblacional global que impulsa el bloque geopolítico que sucediera primero al bando aliado en la WWII, y luego al dominado por Estados Unidos en la guerra fría.
Consolidación del Poder en el Nuevo Orden Liberal
En sus diferentes elementos: Anti-Cristianismo, Migración Masiva, Feminismo, Ideología de Género, etc. pretende avanzar la «deconstrucción» de la religión (previamente, fundamentalmente cristiana), la familia, y el estado-nación.
De esta forma, eliminan instituciones del «viejo orden» tradicional, y consolidan en sus instituciones globales (Medios de Comunicación, «ONGs», Organismos Internacionales, Banca, etc.) el poder de manejar las preconcepciones que gobiernan la conducta de la masa.
La Deconstrucción de la Religión
La deconstrucción de la religión es quizás el más viejo de estos vectores de ataque, pero continúa hoy. En este aspecto, la iglesia católica es la institución clave.
El Papa Francisco, más que un líder espiritual, es actualmente un líder político al servicio de esta agenda. Bergoglio, tiene la difícil tarea asignada de ser un aliado para la implantación de una agenda totalmente contraria a la doctrina cristiana. Por ende, lo que vemos en este papado es un intento de utilizar la burocracia eclesiástica para tratar de ir convirtiendo a la Iglesia Católica en un aparato propagandístico pseudoespiritual, para la implementación de la agenda del nuevo orden. En forma análoga a como muchas universidades se han convertido de casas de estudio en fábricas de militantes.
La Deconstrucción de la Familia
Es quizás la que avanza a paso más acelerado. En esto, la promoción del hedonismo como moral sexual bandera del nuevo orden, en oposición a la moral sexual tradicional, es clave.
En este aspecto tanto el feminismo, que cae en contradicciones absurdas como denunciar la sexualización de la mujer a la vez que organiza eventos de «perreo feminista», es clave. También lo son los organismos deconstructores de la identidad sexual, que podrían agruparse bajo la etiqueta de «Movimiento LGBT», cuyo servicio a la agenda es atacar la conciencia social respecto a las diferencias entre hombres y mujeres.
La Deconstrucción del Estado-Nación
Esta toma la forma de una gradual delegación de atribuciones de los estados-nación a los organismos internacionales, particularmente en la órbita de la ONU: Los aspectos esenciales de planes de estudio, políticas de atención a la mujer y la infancia, de promoción cultural, etc. ya no son definidas por los gobiernos nacionales, sino que éstos los elaboran para obtener la aprobación de los agentes de los organismos internacionales que son los que dan el OK para que las políticas se apliquen. De esta forma, los estados-nación se encuentran impedidos de surcar su propio camino en cuanto a políticas socio-culturales, teniendo que ceñirse a los dictados de los organismos del nuevo orden.
Los medios como piedra angular de la estructura de control
Los medios que responden al nuevo orden, lo defienden descalificando a los impulsores de la reacción a su agenda. La cobertura abrumadoramente negativa que han tenido tanto Trump como Bolsonaro dan cuenta de que el rol que cumplen estos medios es transmitir al público qué opiniones son celebradas (a favor de la agenda) y cuales sancionadas (las contrarias).
Este campo de recompensa y castigo en el que los consumidores de medios masivos de comunicación viven, es lo que llamamos el «régimen de corrección política».
Sometidos a éste, el grueso de los individuos (principalmente mujeres) es incapaz de pensar «fuera de la caja», sintiendo visceralmente una aversión a tener pensamientos que puedan ser sancionados. De esta forma, tan simple y tan efectiva, el nuevo orden controla lo que la mayoría tiene permitido o no pensar.
El nuevo orden, no necesita los imprácticos campos de re-educación comunistas, que no son más que una versión de clase trabajadora y bajo presupuesto del campo de corrección política. Con condicionar a las personas para que se resistan a tener opiniones contrarias a su agenda es más que suficiente para hacer funcionar la operativa.