La Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) es una de las formas societarias más comunes en Uruguay, junto con la Sociedad Anónima (SA). Este tipo de entidad ha sido fundamental en el desarrollo empresarial del país desde su introducción en los años 20 del siglo XX, siguiendo el modelo de legislación europea. Las SRL están especialmente diseñadas para brindar flexibilidad y protección a sus socios, características que las hacen atractivas tanto para pequeñas y medianas empresas como para negocios de mayor envergadura.
Particularidades en Uruguay de la Sociedad de Responsabilidad Limitada
En Uruguay, una SRL puede tener hasta 50 socios. Si este número se excede, la empresa tiene un plazo de dos años para transformarse en una SA. Para constituir una SRL, los socios deben aportar al menos el 50% del capital social en efectivo al momento de la firma del contrato social, y comprometerse a completar el resto en un plazo máximo de dos años.
Tras la reforma tributaria, las SRL pasaron de estar sujetas al Impuesto a las Rentas de Industria y Comercio (IRIC) al Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE). Este cambio alineó la tributación de las SRL con la de otros tipos de sociedades.
Un aspecto relevante es que las cuotas de participación en una SRL pueden ser transferidas entre socios. Sin embargo, si se desea cederlas a un tercero, se requiere la aprobación de socios que representen al menos el 75% del capital social si hay más de cinco socios, o la unanimidad si hay menos.
Finalmente, es importante destacar que las entidades financieras, como bancos y compañías financieras, no pueden constituirse como SRL en Uruguay, lo que refuerza la idea de que este tipo de sociedad está más orientada a empresas comerciales e industriales.
Diferencias con la Sociedad Anónima
Tradicionalmente, se consideraba que las SRL eran más apropiadas para pequeñas y medianas empresas debido a las limitaciones en el capital social, que estaban vigentes antes de la Ley de Reforma Tributaria 18.083, implementada en julio de 2007. Esta normativa establecía que el capital máximo permitido para una SRL coincidía con el mínimo exigido para una SA, lo que, según expertos, restringía el crecimiento de las SRL.
Sin embargo, con la reforma tributaria, estas limitaciones fueron eliminadas, permitiendo que las SRL se convirtieran en una opción viable para empresas de cualquier tamaño. Una de las principales diferencias entre una SRL y una SA radica en la responsabilidad de los socios: en una SRL, los socios no responden con su patrimonio personal por las deudas de la empresa. Además, las participaciones de los socios en una SRL no son títulos valores transables en el mercado de capitales, lo que implica que no se emiten acciones, sino cuotas de participación.
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