Un trabajo realizado sobre las experiencias de padres con sus hijos que se encuentran o han pasado por una guardería ha dejado una gran duda: ¿Debería enviar a mi hijo a una guardería?
La falta de personas equilibradas, inteligentes y con una dedicación generosa y paciente hacia los hijos de extraños termina generando la aglomeración de niños en las guarderías. Allí surge el relato de padres que no se cansan de ver a sus hijos llorando, haciendo filas para recibir sus comidas y otros solos sin atención como esperando el final de la jornada.
El ambiente negativo que se observa y relatan los propios padres, no hace más que pensar cómo eso impacta en el aprendizaje y el relacionamiento de los menores con sus pares y los mayores. Un maestro para hasta casi 20 niños, que necesitan atención personalizada en un período de aprendizaje y formación de su aparato psíquico, es altamente contraproducente.
Muchas veces las necesidades laborales van generando que los padres deban ir bajando las expectativas de los jardines de infantes o guarderías. Muchos niños son maltratados por sus cuidadores y la falta de testigo no permite un enjuiciamiento. Los peligros físicos y el abuso, grandes riesgos que se asocian con la crianza sustitutiva, no son tan comunes como la falta de un sustituto emocional que cubra las atenciones de una madre o padre.
No debemos olvidarnos que los padres también han cambiado, como la sociedad, que han dejado la responsabilidad de la crianza en terceras personas. El exceso de trabajo hace que la dedicación disminuya, provocando que las guarderías vayan tomando mayor control y excesos sobre nuestros hijos.
FUENTE: The Liz Library