Tomar agua con frecuencia puede ayudar a tu cuerpo a regular su temperatura y al mismo tiempo, te permite mantener la piel hidratada y con buena elasticidad.

De igual manera, este hábito te permite:
- Fortalecer el sistema inmunológico ( prevenir gripe, artritis, cálculos renales, reumatismo, etc.)
- Reducir el riesgo de cáncer de vejiga y colon
- Disminuir el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiacas
- Mantener un peso saludable
- Prevenir los dolores de cabeza intensos y las migrañas
- Reducir el mal aliento
- Eliminar toxinas del cuerpo para que el cuerpo recupere su fuerza y vitalidad.
- Mejorar la digestión y evitar el estreñimiento
FUENTE: Clínica San José