Una crucifixión en La Meca, una actividad poco frecuente pero existente, ha pasado por alto para la Organización de las NAciones Unidas (ONU). La pena capital es una una práctica frecuente para el Reino de Arabia Saudita para quienes incumplan su ley, regida por la ley islámica.
Mientras Canadá, con un gobierno de índole feminista, le viene reclamando la liberación de activistas encarceladas, esta crucifixión ha pasado por alto para los países que apoyan al feminismo.
La monarquía absoluta que rige en Arabia Saudita, y controla los mensajes y transmisiones que se dan fronteras adentro, realiza acciones contra la humanidad, amparado en su ley islámica, que los organismos internacionales, estilo ONU, hacen caso omiso si no se entrelazan con sus intereses.
FUENTE: Business Insider