El abogado y ex fiscal Enrique Viana dialogó con El Despertador sobre algunos aspectos que preocupan sobre la influencia de China en Sudamérica: El carácter autoritario del gobierno chino, la utilización de sociedades anónimas para camuflar la adquisición de activos estratégicos por parte del Partido Comunista Chino, y las actividades de la flota pesquera China en el Atlántico Sur.
¿Qué evaluación hace sobre la influencia del gobierno chino en áreas como la política, la economía y los medios de comunicación uruguayos?
El Uruguay optó desde el primer gobierno del presidente Julio María Sanguinetti (1985-1990) por romper relaciones con la denominada China Nacionalista o Taiwán y entablar relaciones con la China continental o República Popular de China. Este tipo de situación llevó a que Uruguay realizará una opción que es contraria a un designio democrático al entablar relaciones con una dictadura, dejó de lados otros tipos de relaciones ante imposiciones del propio gobierno chino. En estos últimos tiempos esto se ha visto acrecentado al encontrarnos con una China poderosa desde el punto de vista económico y que se rige con un perverso mecanismo que se llama, desde hace mucho tiempo, un país “dos sistemas”.
Para adentro una dictadura cruel, esclavizante, con mano de obra barata, con dos platos de arroz por día para quienes producen constantemente, donde los derechos humanos y los derechos del trabajador no existen y eso le permite competir a nivel internacional con precios bajos que han surgido a partir de inversiones de capitales poderosos que han ido a invertir al país asiático compitiendo de manera desventajosa para otros países e intentando adueñarse del mundo, que es el propósito que persiguen.
¿Cómo se puede entender Viana esta situación que un gobierno totalitario mantenga desde hace tanto tiempo relaciones bilaterales con Uruguay?
No es sencillo, pero hay veces que las cuestiones de dignidad deben ser colocadas por encima de las cuestiones económicas. Hoy todos quieren hacer negocios con China, yo creo que es un error o un suicidio incluso desde el punto estrictamente de los negocios. Si hemos cuestionado a Venezuela por no ser una democracia, con muchos más argumentos tenemos que cuestionar a China. Yo siempre digo que no debería haber diferencia entre los estados y las personas, a nadie se le ocurre que una persona a quien le han violado un hijo haga negocios con el violador.
Si China viola los derechos humanos, como los viola, un país que pretende ser una democracia, que pretende respetar los derechos humanos no puede hacer negocios con el violador. A eso yo le agrego, que quizás sea este el camino digno, reclamar que en China exista una democracia, reclamar que no se violen los derechos humanos, ese parece ser el camino obvio y natural que otros países, muchos más grandes que Uruguay, no se atreven hoy a enfrentar.
Para colmo, tenemos que incorporar la idea que la famosa peste (Covid-19) que nos está afectando tiene origen en China y eso no es casualidad; o tiene su origen allí porque estos chinos perversos nos quisieron imponer una enfermedad para someternos más aún a sus designios o realmente las condiciones de salubridad de China, entre otras tantas violaciones de derechos humanos, son pésimas y de eso tenemos pruebas también. Pero sea por una razón o sea por la otra desembocamos en el mismo lugar; China no es una democracia, es una dictadura cruel, sangrienta, esclavizante. China es una dictadura corrupta que utiliza todos los subterfugios, empezando por ser para dentro de fronteras una dictadura maldita y ser hacia afuera un capitalismo salvaje, ya eso de por sí es corrupción.
Siguiendo en esta línea de pensamiento y pensando en torno a Uruguay, ¿Qué sucede con la flota pesquera y la actividad ilegal aún cuando nuestro país ha planteado normas para cuidar algunas especies de la fauna ictícola?
En realidad yo lo plantearía en estos términos, se va a dejar a los chinos que con su flota pesquera siga depredando la riqueza de nuestros mares, porque queremos hacer alguna suerte de negociados con ellos. Prácticamente todos los partidos políticos, en estas pasadas elecciones, viajaron a China invitados por los chinos y nunca rindieron muchas cuentas de qué fue lo que fueron a hablar allí, pero uno sabe o intuye que se trata de negociados, ahora eso qué supone, ¿la entrega del país a los intereses chinos?
Entre otras tantas cosas vamos a permitir que deprede, esta flota que anda dando vuelta el globo terráqueo, nuestras reservas marítimas. Yo creo que el sometimiento es muy grave y me llama la atención, sobre todo, la hipocresía cuando se reprocha a otros países, que no son tampoco democracia, y con China todos miran para otro lado.
En el último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, hubo un acercamiento al punto de instalarse una base militar del país asiático en el sur argentino, ahora, nunca se supo el verdadero objetivo del Partido Comunista Chino en realizar esto.
Es muy cierto, y una de las cosas que me sorprendió hace ya varios años fue cuando determinadas empresas chinas, que era el estado chino disfrazado de sociedades anónimas, poco menos que compraron todo un sector en la Argentina, con puerto y una serie de instalaciones; sin olvidar además que el sur argentino, al igual que nosotros, cuenta con una gran riqueza en materia de agua y que puede ser uno de sus grandes objetivos de las potencias.
Ese contrato o acuerdo, entre Argentina y China, supuso una entrega de la soberanía similar en algunas características de las entregas de soberanía que nosotros hemos realizado en la industria de la celulosa y la instalación de la megaminería, en su primer momento, son formas de colonización a través de contratos, mediante el dinero, es una colonización consentida te dicen al no suponer el uso de armas o una guerra de conquista pero suponen el mismo grado de sometimiento.
Anteriormente planteó lo vital del tema del agua y, desde hace pocas semanas, ha comenzado a cotizar en la bolsa de valores, ¿Usted cree Viana que se puede sospechar que han realizado algún trabajo previo estas potencias, principalmente de China, en la región?
Sin lugar a dudas, siempre se ha dicho que es el equivalente al petróleo. Nosotros tampoco estamos haciendo grandes cosas para proteger el agua, ni siquiera para el consumo propio de la población. Tenemos grandes dificultades en esta materia, pero sin lugar a dudas el sur argentino y los importantes ríos como el Paraná y el Uruguay son tentaciones, así como el agua subterránea que tenemos compartidas con Brasil y Argentina, al ser las riquezas del futuro.