El Experimento Kentler fue un controvertido experimento psicológico llevado a cabo en la ciudad de Berlín Occidental, Alemania, durante la década de 1970 y 1980. Fue nombrado en honor al psicólogo alemán Helmut Kentler, quien lo dirigió. El experimento consistió en colocar a niños y jóvenes en hogares de acogida con pedófilos como padres adoptivos.
Según Kentler, la justificación para este experimento fue la lucha contra el fascismo que Kentler consideraba un fruto de la cultura de la pureza y la «represión sexual». Kentler alegaba que los padres pedófilos podían brindar a los niños una «experiencia de vida única», y que estos niños se beneficiarían de la relación.
Sin embargo, el Experimento Kentler resultó ser un desastre. A pesar de las afirmaciones de Kentler de que no había daño a los niños involucrados, muchos de ellos sufrieron traumas emocionales graves como resultado de ser víctimas de abuso sexual. Además, los pedófilos que participaron en el experimento pudieron continuar abusando de otros niños y jóvenes.
El Experimento Kentler es un ejemplo impactante de cómo la ciencia y la investigación en psicología y ciencias sociales pueden ser utilizadas para justificar prácticas inmorales y peligrosas. Aunque el experimento ha sido condenado como una práctica aberrante, sigue teniendo influencia y las bases ideológicas en que se sustentó siguen estando ámpliamente representadas en el currículo universitario de occidente especialmente en el ámbito de la sexología, psicología, sociología y ciencia política, pero ¿Cómo pudo llegar a permitirse algo así?
Quién era Helmut Kentler
Helmut Kentler, el psicólogo alemán que dirigió el Experimento Kentler, dio clases en varias universidades a lo largo de su carrera.
Comenzó su carrera en 1959 como profesor en la Universidad de Gotinga en Alemania, donde impartió cursos de psicología y educación. Luego, en 1966, se trasladó a la Universidad Libre de Berlín, donde continuó trabajando como profesor en la Facultad de Ciencias de la Educación y Ciencias Sociales. Allí fundó el Instituto de Investigación de la Juventud y trabajó en temas como la sexualidad juvenil y la educación sexual.
En 1974, Kentler se mudó a Hannover, donde se convirtió en el director del Instituto de Investigación de la Juventud de la Baja Sajonia. Allí trabajó en temas de psicología social y política, y también continuó trabajando en cuestiones relacionadas con la educación sexual y la juventud.
El Instituto de Investigación de la Juventud
El Instituto de Investigación de la Juventud (Jugendforschungsinstitut, en alemán) fundado por Helmut Kentler en 1974 en Hannover, Alemania, alegaba tener como objetivo principal estudiar la situación de los jóvenes en la sociedad, incluyendo su educación, sexualidad, empleo, drogadicción y otros temas relacionados. El instituto llevó a cabo investigaciones y análisis en estas áreas, y publicó varios estudios y libros sobre la juventud.
El trabajo de Kentler en el instituto fue muy influyente en la psicología social y educación, y sus teorías y métodos fueron ámpliamente utilizados y citados por académicos que compartían con Kentler su perspectiva anti-conservadora.
Pero no todo era color de rosas. Una de las críticas más importantes a las actividades del instituto fue la falta de consentimiento de los sujetos de estudio y la exposición de los participantes a situaciones potencialmente dañinas, especialmente a menores de edad.
También se señaló que el instituto enfatizó en exceso la importancia de la educación sexual en el desarrollo de los jóvenes, y que sus enfoques y métodos de investigación se basaron en gran medida en las teorías de Kentler, que no eran apoyadas por la evidencia empírica.
No tenemos información disponible sobre si el Instituto de Investigación de la Juventud sigue estando activo en la actualidad. Es posible que se haya disuelto después de la muerte de Kentler en el 2008, o que haya cambiado de nombre o de enfoque en los últimos años.
Universidades Estadounidenses
A lo largo de su carrera, Kentler también fue profesor visitante en varias universidades de Estados Unidos, incluyendo la Universidad de Harvard, la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Columbia en Nueva York.
Sospechas de involucramiento de servicios de inteligencia
Kentler tenía conexiones con algunos círculos de poder y él mismo era un experto en la psicología social y política. Además, durante la década de 1970, la CIA y otros servicios de inteligencia estuvieron involucrados en varios programas secretos que involucraban experimentación humana sin consentimiento informado, como el Proyecto MK-Ultra.
Algunos teóricos de la conspiración y escritores han especulado que el Experimento Kentler pudo haber sido parte de un programa de control mental llevado a cabo por la CIA o el Mossad, aunque hasta el momento no hay pruebas concretas que respalden estas afirmaciones.
Cómo se justificó en las universidades el Expermiento Kentler
Para justificar la entrega de niños a pedófilos, Kentler argumentó que el experimento era una forma de luchar contra la represión sexual y la homofobia que según Kentler y la ideología anti-fascista representan la componente sexual del fascismo. Para cumplir este objetivo de combatir el fascismo, la pedofilia debía ser considerada «una forma de expresión sexual como cualquier otra».
Pero por disparatadas que puedan parecer estas afirmaciones, Kentler no estaba (ni está) solo. Citó a algunos autores antifascistas y teorías en sus justificaciones:
Uno de los autores citados por Kentler fue Wilhelm Reich, un psiquiatra judío-alemán y activista político anti-fascista que se interesó en temas como la sexualidad, el feminismo y la revolución social. Reich desarrolló la teoría de que la represión sexual era una forma de control social y argumentó que la «liberación sexual» era esencial para la liberación política.
Otro autor ámpliamente citado por Kentler para justificar el experimento fue el antropólogo judío-alemán Franz Boas, quien es conocido por su trabajo en la antropología cultural y el estudio de las culturas nativas americanas. Boas argumentó que las diferencias culturales y la diversidad eran fundamentales para la comprensión del mundo. Sobre esta base, Kentler argumentó que la pedofilia era simplemente una forma de diversidad sexual.
La influencia de Kentler en la «educación sexual» actual
Previo a figuras como Kentler o Reich, la perspectiva tradicional de la sexualidad en europa la consideraba un comportamiento innato que debía expresarse en el ámbito del matrimonio para evitar los males personales y sociales de la disipación y la decadencia, algo muy similar a lo que actualmente profesan católicos tradicionales o musulmanes. No existía la idea de educar la sexualidad en instituciones públicas, porque esta pertenecía esencialmente a la esfera de lo privado, propio del individuo. La intromisión por parte de una organización política, el estado, o servicios de inteligencia en la sexualidad de las personas era considerada una inimaginable, atroz transgresión a la dignidad de la persona.
Tampoco existía una percepción social de la necesidad de «educar» algo considerado como natural y espontáneo, cuyo encanto en gran medida es fruto de esa naturalidad y espontaneidad, y que ejercido por lo corriente en el ámbito matrimonial era concebido socialmente como una expresión de amor y compromiso entre dos personas.
La rama de intelectuales a la que pertenecen Kentler y Reich fueron fundamentales para desarrollar la fundamentación académica, y demostrar la potencial utilidad política de la implementación de un sistema de educación sexual con el objetivo de predisponer a los seres humanos a adoptar determinadas actitudes políticas en su vida adulta.
Temáticas dentro de la educación sexual influenciados por Kentler
Uno de los temas que Kentler trató en profundidad y que ha sido adoptado por la educación sexual actual es este abordaje de la sexualidad desde la niñez de manera explícita. El uso de falos, las conversaciones sobre sexo anal y la presentación de la sexualidad a los niños desde la concepción de la misma como una actividad orientada fundamentalmente a la búsqueda del placer físico, desde la perspectiva de la concupiscencia y el hedonismo, tienen su origen en las elucubraciones de Kentler et al.
Por otro lado Kentler ya enfatizaba el presentar a los niños la idea de la «diversidad sexual» desde una edad temprana. Diluyendo la formación de familias, relegando las relaciones fructíferas entre hombre y mujer a una sola opción dentro de una miríada de potenciales «formas de experimentar la sexualidad».
Otro tema que ha sido adoptado por la educación sexual es el abordaje de la sexualidad «desde una perspectiva de derechos humanos y de género«. Es decir, considerar toda forma de expresión sexual, por perversa que fuere, incluidas la pedofilia y la zoofilia, en un plano de «igualdad y no discriminación».
Kentler también abogó por la «eliminación de prejuicios y estereotipos sexuales» dado que dividir a los hombres en categorías discretas como hombre y mujer, o estigmatizar que un adulto tenga deseos sexuales hacia un niño, sería «limitar la capacidad de los individuos para explorar y desarrollar su sexualidad de manera plena y saludable».
En el presente
Cuando vemos entonces por ejemplo a la ministra de igualdad de España Irene Montero declarar muy suelta de cuerpo que «los niños tienen derecho a tener sexo con quien quieran», estamos viendo solo la punta del iceberg. Detrás de ésto se esconde un entramado de académicos, activistas, políticos, servicios de inteligencia, universidades, organizaciones civiles, e institutos de investigación que proveen el fundamento sobre el que esas declaraciones se asientan y que mediante la educación sientan las bases para que en el futuro sean aceptadas y defendidas de modo unánime.