Una niña de 9 años y su hermano de 10 años recibieron una brutal golpiza en el autobús de la escuela «Coconut Palm Academy», en el estado de Florida, Estados Unidos.
El padre de la niña declaró a los medios que sus hijos fueron atacados «sin provocación alguna» y que han sido víctimas de bullying desde que empezaron el año lectivo por motivo de su color de piel, a mano de niños negros que representan la mayoría de los estudiantes en esta escuela pública.
Los papás han solicitado un cambio de escuela para los niños y no descartan tomar medidas legales.
El incidente lleva la marca de la violencia racial contra personas de raza blanca en contextos sociales en los que son minoría, actos de brutalidad que se encubren y justifican a diario en los medios apoyándose discursivamente en la ideología neomarxista, que alega que no se trata de hechos de violencia porque los agresores integran una «clase oprimida» y las víctimas una «clase opresora».
Las autoridades del distrito escolar de Miami-Dade al que pertenece esta escuela, lanzaron un comunicado de prensa haciendo énfasis en que el distrito promueve el «respeto y el autocontrol», pero evitaron reconocer el carácter racista de la agresión.